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Y Dios, que conoce los corazones, les dió testimonio, dándoles el Espíritu Santo también como á nosotros;

Y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando con la fe sus corazones.

10 Ahora pues, ¿por qué tentáis á Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

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